sábado, 20 de abril de 2013

Noche

Siente la noche respirar es su cuello
(oscura y deprimente)
Siente estrellas clavadas en su pecho
(puntiaguadas y sedientas)
Siente la luna hundida en su vientre
(removiendo aguas estancadas)
Caballos volando sobre la luna
(en la ciudad soñolienta de sus sueños)
Con ráfagas y chispas de amor prematuro
(cierran los ojos y cantan desnudas)
Gritan en alto los niños dementes
(llorando a las noches pidiendo cordura)

Espantos

Le chirriaban los dientes mientras dormía.
Eran bocados terroríficos de su mandíbula, como si tuviera las manos atadas 

y solo tuviera la dentadura para agarrarse.
Le seguían espasmos de cuerpo.
Sudaba y saltaba, como si su almohada fuera un pozo oscuro y profundo,
hambriento de sueños y pesadillas.

Al día siguiente era incapaz de escribir o dibujar.
Sus manos tenían vida propia, 

recordándole que todo NO había sido sólo un sueño.

viernes, 19 de abril de 2013

Christina The Astonishing

Se me han colapsado las ideas.
Miro por la ventana.
¿Una noche gris?
Gris y extraña.
Mi cortina se acaba de mover. Christina the astonishing está bailando en las chimeneas.
Lo hace tan lugubremente que me tiraría por la ventana ahora mismo.
( El cielo tiene un par de manchas rojas, un atardecer nocturno.)
Nick Cave está detras, lo veo cavando cerca de mi cama.
¿Lazaro? está vivo, sí. Está matando extranjeros en Central Park.
( Ya nos lo avisó el bueno de Nick)
Deja un rastro de cadáveres colgados en las farolas.
Un siniestro árbol de navidad.
Me invoca, me llama. Está abriendo un cuerpo en canal en una iglesia, dejando un reguero de intestinos hasta el confesionario.
No entiendo lo que dice, está llamando a Christina, pero ella sigue bailando absorta.
Creo que se ha comido la luna a bocados, hace dos días que no la veo.
El apestoso olor de los humanos, no hay alcantarilla tan grande.
Sigo sin poder pensar bien, no puedo escribir, sólo quiero que Christina se apodere de mis ojos.
Mis tripas hambrientas de nicotina odian el apestoso olor de la alcantarilla.
Los perros aúllan, impacientes, carroñeros, volando sobre las cabezas.
"And they say ooooooooooooooooooooooooooooooooooh"
El perro verde, la gata rubia, la cerda blanca, las serpientes de carne, las agujas de mi cabeza...
Un ejercito de bastardos sin sentido, sin dirección, como el terrorífico destino de una santa con las piernas de par en par.
Un baile, una oración, una plegaria...
Y seguimos aquí, ansiosos por una combustión espontánea.
"And they say ooooooooooooooooooooooooooooooooooh"

Amen.

Nick Cave - Christina The Astonishing


Historia de Christina the astonishing - Cristina Mirabilis

FEVER

Me duele la cabeza, la casa está sola pero los arboles ya no tiemblan.
Me duele la cabeza y las sabanas todavía guardan la fiebre de hace dos días.
Me duele la cabeza y la cara me arde.
En medio de cuervos, de noches que se sienten solas,
de casas de ensueño, de cocheras automáticas.
He caminado dos horas por una rueda pinchada.
Los arboles y yo, yo y los arboles, la humedad restante de cuatro días de lluvia.
Los campos de cranberries, los cadillacs viejos, banderas que gritan patria...
Todavía resiste el agua en el suelo de madera.
Me duele la cabeza pero la tranquilidad se apodero de una casa olvidada.
Me duele la cabeza...
y a veces todo lo demás.

PM-AM

Pinos, musarañas, arañas, telarañas...
Telarañas que envuelven todas las esquinas de la casa.
La soledad en los arboles.
Los cuervos gritan,están gritando, no sé qué gritan.
Creo que quieren que nos vayamos.
Son grandes y gordos, se amontonan en el jardín.
¡Raven! Me gusta esa palabra.
Si fuera un país donde se hiciera cuervo para cenar seria un país sin penas.
¿Cuántos hacen falta para matar a una persona?
 
- 1 para cada ojo
- 4 para la nariz (es un hueso duro)
- 1 viejo con el pico largo, para sacar el cerebro por los oídos (posteriormente de que otros 6 se hayan comido las orejas.)
 
Todo roído. 
Así me levantaba por las noches a fumar.
Para mirar cuervos, arañas y musarañas.
Encendí la luz y una polilla se estrelló en mi cara

Materia gris, materia fecal

Joni se despertó con fuerte dolor de cabeza. Fue corriendo al cajón de medicinas, cogió el bote de aspirinas americanas que tanto le gustaba y se tomó dos pares. Quince minutos después otros tres pares. Joni seguía indispuesto. Fue al cajón de costura de su abuela, cogió un alfiler y se lo clavó en la sien para ver si podía ventilar un poco su cerebro. No funcionó. Se clavó otro en la otra sien, pero ahora parecía un marciano con dolor de cabeza. Se puso una canción de Iggy y empezó a escribir, pero su cabeza seguía creciendo a un ritmo vertiginoso. Optó por peinarse de lado. Pocos días después sus oídos se convirtieron en géisers. En casa de cariño le llamaron Yellowstone. Una semana más tarde, debido a la presión, un ojo le salió disparado contra la pantalla del ordenador,  así que empezó a jugar al ping pong mientras esperaba pacientemente que sus sesos se desparramaran definitivamente contra la almohada.

Nocturama

Y pensando en qué frases de Kerouac poner, recordé que a veces escribo, cosas buenas y malas, inspiradas y mediocres. Sentado en mi silla de tres patas deseé que me cayera un meteorito en la cabeza, que una nube negra me llevara a algún lugar extraño y lento. Quería gritar por amor, quería gritar por falta de sexo; pero estas extrañas libélulas se me han plantado en los ojos y no me dejan ver más que mis pensamientos, los lugares a los que quiero ir, o la gente a la que quiero conocer. Dónde estamos nosotros cariño, dónde se quedó ese interruptor que tenía cuando era niño. Quiero saltar ahora de la ventana y botar contra el asfalto cien veces. Que en las lunas llenas mil cascadas atraviesen mi estomago. Volver a sentir lo que era una sonrisa no pensada, cuando amaba a mis amigos y tenía curiosidad por saber de los demás. Parece que todo murió y solo quedan siluetas, como las de las estrellas falsas que se me clavan en los ojos ahora mismo.

Escape

¡Clack clack clack! Sonaban las gotas. Se escurrieron suavemente por mi espalda mientras intentaba colarme por el desagüe. Empecé con la lengua, pero tuve que saborear todos los pelos de mi familia, que estaban ahí desde nuestra llegada a Europa. Intenté con las orejas, pero escuchaba las conversaciones de mis vecinos del quinto, que son unos marihuaneros y siempre me han caído mal porque me apestan la habitación, y creo que se la fuman verde. No había manera. ¿Un dedo? No pude. Tenía las uñas largas y no pensaba mordermelas porque yo soy muy de cortaúñas. Me voy a por la cámara para sacarme fotos de la polla flotando. Definitivamente hay tres tipos de belleza: Con ropa, sin ropa, y mojados. ¡Pero qué fea es una estría encharcada! Me encanta el amarillo mohoso que produce la cortina de plástico. De este asqueroso, como cuando se le despegaba el papel pintado de la habitación a Barton Fink. Qué sensación más rara puede producir un pegamento, ¿verdad?